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El trasplante de órganos es una segunda oportunidad que dona una vida digna

En España ya se están utilizando para trasplantar órganos los dispositivos ECMO, unas revolucionarias máquinas que resucitan órganos en cadáveres. Una de las líneas de investigación que se está abriendo es la de la de la medicina regenerativa o reparadora, que consiste en crear órganos bioartificiales. La otra consiste en obtener células reguladoras del timo, un órgano que se extirpa en las operaciones cardiacas.


El trasplante de órganos es una segunda oportunidad que dona una vida digna.

En 2019, España fue el país del mundo con más donación de órganos, con 49 donantes por millón de habitantes, duplicando así las tasas de países como el Reino Unido. Una situación que se vio reducida significativamente en 2020, cuando las donaciones disminuyeron en todos los países del mundo debido a la pandemia de coronavirus. Aun así, las tasas de donación de España se situaron al nivel de las donaciones de otros países del entorno en épocas previas a la COVID. A partir del mes de junio, además, España ha recuperado el ritmo y se han reactivado los programas de donación, creciendo tanto las donaciones como los trasplantes de órganos.

Los dispositivos ECMO resucitan órganos en cadáveres para ofrecérselos en vida a los receptores.

El hospital Universitario Marqués de Valdecilla en Santander está utilizando para trasplantar órganos los dispositivos ECMO, unas revolucionarias máquinas que resucitan órganos en cadáveres para ofrecérselos en vida a los receptores. Aunque la máquina está diseñada para pacientes vivos, cuando se trata de trasplantar no funcionan en personas vivas, sino que ese conocimiento se ha transferido a los fallecidos. “Tenemos la mejor tecnología, disponemos del conocimiento y lo podemos hacer. Solo hay que aprender a usar la tecnología, que ofrece mejores resultados, pero es compleja y cuesta implementarla”, asegura Eduardo Miñambres, coordinador autonómico de trasplantes en Cantabria, que ha asistido a la XVII Reunión Nacional de Coordinadores de Trasplantes y Profesionales de la Comunicación celebrada en Zaragoza, España.

Se trata de la mejor técnica de preservación para extraer y trasplantar órganos viables y ya se utiliza ya en más del 60% de las donaciones en España. La supervivencia es mejor comparada con las técnicas tradicionales. Los pacientes trasplantados de riñón, por ejemplo, no requieren diálisis. Además, permite que la familia se pueda despedir. “Lo hacemos con mimo y siendo profundamente exquisitos”. La experiencia con los familiares es que en general, quieren donar. Lo único que les importa es que el paciente no sufra. “Tenemos que aprender a respetar esos tiempos y silencios”. El siguiente paso será conseguir trasplantar órganos de donantes que no están en el mismo centro hospitalario, algo que no es posible hasta ahora.

El trasplante es una segunda oportunidad, no una cura milagrosa.

El trasplante es siempre una segunda oportunidad, pero no una cura milagrosa. Ser trasplantado permite que una enfermedad terminal se convierta en crónica, dotando a la persona trasplantada de una vida digna. Sin embargo, sigue siendo un enfermo, sometido a controles médicos y tiene que tomar inmunosupresores.

Ser trasplantado permite que una enfermedad terminal se convierta en crónica.

El problema de estos fármacos es que su acción es no selectiva. Tampoco son 100% eficaces y los básicos no inducen tolerancia, bajando las defensas y aumentando el riesgo de infecciones, cáncer o enfermedades autoinmunes. Además, la supervivencia de los órganos es de 20 años; la mitad de corazones trasplantados, por ejemplo, se pierden a los 15 años. Por eso, en países como España se está probando la terapia celular, que permite un trasplante más selectivo de células que cambian el sistema inmune receptor, evitando el rechazo. “Dejar la inmunosupresión les cambia la vida” a estos pacientes. Sin embargo, el problema de estos fármacos es que también son tóxicos y tienen efectos secundarios.

Una de las líneas de investigación que se está abriendo en España es la de la de la medicina regenerativa o reparadora, que consiste en crear órganos bioartificiales. Así se está haciendo ya en el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón. La otra se está llevando a cabo en Instituto de Investigación idiPaz del hospital universitario La Paz en Madrid.

El timo es un órgano que involuciona con la edad, por lo que está activo durante la infancia y la adolescencia, pero no funciona en adultos. Para poder operar el corazón hay que extirparlo, así que en las intervenciones cardiacas se deshecha su tejido, que es una fuente alternativa a la sangre para obtener células reguladoras. Cada timo recuperado en quirófano produce células que permiten la transfusión. La calidad de esta sangre es superior y de cada uno se pueden preparar cientos de dosis, para un paciente o para varios. Además, hace factible el trasplante en niños.

El primer paciente, en octubre de 2020, fue un bebé de 6 meses con cardiopatía, lo que abre una vía a la esperanza dando que muy pocos niños fallecen en condición de ser donantes. También se puede hacer un diagnóstico prenatal, por lo que estas células podrían ser trasplantables antes de nacer.